El tiempo nos hace mas violentxs.

jueves, 30 de septiembre de 2010

Borroso

El hueso de tu clavícula me estaba deformando la cara. Aún así, el perfume de tu cuello era como un imán para mi nariz, y no quería salir de ahí nunca más.

-¿Te acuerdas de tu primer cigarro?- me dijiste. Me reí.
- Si. Fué en la terraza del edificio de una amiga, vivía cerca de mi casa. Relativamente cerca.- Cogiste dos cigarrillos y el encendedor. Me pasaste uno de ellos y al mismo tiempo ofreciste fuego. Lo acepté.
- ¿Y?
- ¿Quieres que siga? No pensé que la historia sobre "como me lancé al cáncer" podía interesarte... Bueno, en la terraza habian sillones, sillas, incluso colchones de la gente del mismo departamento. El barrio era peligroso en la noche, por lo que mucho de los vecinos habían hecho abandono de él... y dejaban ahí sus cosas, tal vez de adrede, tal vez olvidadas. Nos sentabamos en los sillones o nos escondiamos en las telas. Un día mi amiga sacó una cajetilla llena de Belmont corriente y una caja de fosforos. Me dió uno. Lo prendió ella, y ahí aspiré. Como no sabía, el humo se metió en mis pulmones, en mi nariz, y me atrevería a decir que incluso en mi hígado. Empecé a toser, y fué peor. Me dieron ganas de vomitar. Me dolió la cabeza... si, me dolió durante el resto del día. - Sonreiste. Aspiraste tu cigarro y tiraste el humo en mi cara.
- Y dime ahora. ¿Recuerdas bien como te sentiste cuando entraste por primera vez en mi cama?